
Laguna Blanca
Laguna Blanca se ha constituido en una de las reservas integrantes de la red internacional de reservas de la biósfera, dentro de un programa del hombre y la biosfera (MAB) por la UNESCO desde 1.982, contando con una superficie de 770.000 hectáreas.
Fue declarada Reserva Provincial de vida silvestre con el objeto de salvaguardar y permitir la recuperación de las poblaciones de vicuña, camélido silvestre en peligro de extinción por su caza descontrolada, debido a su gran valor biológico (es un ecosistema representativo de la puna) no sólo por proteger poblaciones de vicuñas, también tres especies de flamencos, suris y la biodiversidad asociada a la puna, sino también por su gran valor arqueológico y por contar con varias comunidades autóctonas que desarrollan una tradicional vida pastoril según técnicas ancestrales.
El interés fundamental ha sido el de preservar la relación armónica entre las comunidades puneñas con el ambiente y mejorar su calidad de vida dentro de la reserva, estas comunidades desarrollan actividades ganaderas y pastoriles, viviendo de la cría de llamas, ovejas y cabras.
Más allá de su interés biológico, Laguna Blanca posee un gran valor arqueológico e histórico, ya que se han detectado numerosos sitios de arte rupestre, especialmente grabados y petroglifos en sitios de peña y cavernas correspondientes a las culturas preincaicas. Esto motivo la creación del Museo Integral de la Reserva de la Biosfera.
Una antigua costumbre de los pueblos precolombinos es el Chaku. Una práctica respetuosa para obtener -y proteger- un recurso muy preciado –y necesario- para las culturas andinas.
Cada año entre los meses de octubre- diciembre, en la Puna catamarqueña, centenares de lugareños y viajeros de todas partes del mundo participan de la captura y esquila de vicuñas. Se trata de la lana más fina del mundo.
Poder ser parte de este emocionante evento será inolvidable, sentirse parte de los pueblos, compartir sus creencias y costumbres, rodeados del paisaje de puna es sin duda algo mágico.